“El mejor legado de un padre a sus hijos
es un poco de su tiempo cada día”
(Anónimo)
El “Día del Padre” nace por
iniciativa de Sonora Smart, una
mujer norteamericana que en 1910 deseaba
honrar a su progenitor por haberla criado a ella y a sus cinco hermanos,
completamente solo. Este acto fue ganando aceptación en su país y es así que el
mandatario estadounidense Lyndon B.
Johnson lo institucionaliza en 1966.
Desde EE.UU., la celebración empieza a irradiarse por el mundo entero,
pero variando la fecha de acuerdo a los usos y costumbres de cada país. En el Perú se adoptó el tercer domingo de
junio, siguiendo la óptica
norteamericana.
Sin embargo, hay países como España, en los que la fecha coincide con la tradición católica europea en homenaje a San José, padre de Jesús, y en ese caso, corresponde al 19 de marzo.
Independiente de la fecha
que se adopte, la celebración constituye un reconocimiento a la labor que un padre realiza en su hogar. En el seno de la familia, donde es imagen y ejemplo para
sus menores hijos.
En los tiempos que vivimos,
las circunstancias hacen que tanto padre
como madre tengan que trabajar para llevar el sustento a su hogar, y no necesariamente
coincidiendo en iguales horarios. Por
eso, el dedicar un día a esta grata
recordación no hace sino fortalecer los lazos
familiares.
Por eso, tiene justificación que los japoneses
celebren también el Keirokai,
dedicado a ambos: padre y madre.
El Leonismo no ha sido ajeno a las celebraciones del “Día
del Padre” no solo a nivel institucional, entre sus miembros, sino más bien como una oportunidad de realizar
una acción de servicio a favor de grupos vulnerables de nuestra sociedad, como son: ancianos abandonados, enfermos de
albergues, entre otros.
El hecho de compartir con
ellos un momento de nuestro tiempo,
independiente de algún pequeño regalo que podamos ofrecerles, sin duda
contribuirá a llevarles alegría en
sus momentos de soledad e infortunio.
Estando próxima la
celebración del “Día del Padre”, reflexionemos respecto al buen ejemplo que podemos dar a nuestros hijos, los valores y principios que
podemos transmitirles; y también la libertad –bien entendida-en la que
deben desarrollarse; pues como bien dijo
un autor anónimo: "Buen padre es aquel que enseña a sus hijos cómo pensar, no lo que han de
pensar".
En lo que
a mi corresponde, evoco la figura señera de mi señor Padre, Masao Nakachi, trabajador incansable,
maestro y libre pensador; quien me enseñó a servir con discreción, siguiendo ese viejo adagio de que” lo que
haga tu mano derecha no lo debe saber la
izquierda!”
Él fue mi
inspirador para que integre esta maravillosa organización de servicio que es el Leonismo y desde donde, los invito fraternalmente a recorrer el “Camino
a la Felicidad con Fe y Amor por el Servicio”.
PCC Federico Nakachi Morimoto
Presidente del Comité Honorario Distrito H-4
Periodo 2017-2018.